No, no es otro retorno fallido de Italy’s Globe. No es un anuncio de reapertura, ni la promesa de una nueva etapa activa. Pero hoy, 8 de agosto, no podía dejar pasar la oportunidad de recordar una fecha que, para bien o para mal, forma parte de mi historia: el periódico fundado en 2011 por Dannziani cumple 14 años de vida.

Aquel medio, nacido en la trastienda de la información oficial y con raíces profundamente ligadas al mundo mafioso, se construyó como un canal alternativo de poder, influencia y mensajes entre líneas. Durante sus primeros años, Italy’s Globe fue un engranaje más dentro de un sistema que pocos podían ver y aún menos podían entender.

En 2014, bajo mi administración —la era Tabuzzi— el periódico dio un giro drástico. El periodismo dejó de ser únicamente un instrumento al servicio de intereses ocultos y pasó a convertirse en una herramienta de crítica abierta, análisis profundo y una mirada completamente diferente a la que había tenido en sus orígenes. No fue un camino fácil: romper con ciertas lealtades y costumbres implicó riesgos, pero también abrió la puerta a una voz más libre, directa y, sobre todo, incómoda para muchos.

Durante mi gestión, Italy’s Globe se atrevió a tocar temas que antes eran intocables, a exponer verdades que nadie quería ver impresas y a relatar las historias que otros preferían callar. Aunque su esencia ligada al pasado nunca se borró del todo, el cambio fue evidente y marcó una etapa única en su existencia.

Hoy, aunque el periódico no esté activo, esta fecha es un recordatorio de lo que fue, de lo que llegamos a hacer y del impacto que dejó en quienes lo leyeron o lo combatieron. Por eso, quiero aprovechar este día para agradecer a todos los que, de una forma u otra, estuvieron presentes: a quienes apoyaron, a quienes aportaron y, sí, también a quienes criticaron, porque en el fondo todos formaron parte de esta historia.

Catorce años no son poca cosa. Son la suma de batallas ganadas y perdidas, de ediciones que dejaron huella y de silencios que también hablaron. Así que, aunque esto no sea un regreso, sí es un brindis simbólico por aquellos tiempos y por todo lo aprendido en el camino.

Gracias por estar ahí.