¿Puede la verdad vencer a la amistad?
Graphion | 13/03/2025 10:43 | artículos de crítica
Hace unos días escribí sobre el verdadero valor de la amistad. Hoy quiero retomar ese tema desde otra perspectiva, una que ha rondado mi mente durante mucho tiempo y que inevitablemente surge cuando el periodismo se cruza con las relaciones personales. ¿Hasta dónde la neutralidad puede superar una amistad? ¿Puede la verdad, con todo su peso y consecuencias, acabar con un lazo que parecía inquebrantable?
El hilo que une la verdad y la amistad
Si nos detenemos a pensar en lo que mantiene unidas a dos personas en una relación de amistad, podemos imaginarlo como un hilo. Un hilo invisible tejido con confianza, lealtad, respeto mutuo y, sobre todo, con la capacidad de aceptar al otro con sus virtudes y defectos. Sin embargo, cuando la verdad entra en juego, ese hilo puede tensarse hasta el punto de romperse.
A lo largo de mi trayectoria dentro del periodismo en Habbo, he visto este hilo desgastarse muchas veces. No porque yo haya querido romperlo, sino porque el acto mismo de escribir con honestidad ha sido suficiente para que algunos decidieran soltarlo. Cuando un periodista habla sobre el proyecto de un amigo, no siempre es con mala intención, pero en un entorno donde el orgullo y el poder pesan más que la humildad, la verdad puede convertirse en una daga afilada.
El miedo a la verdad y la fragilidad de algunas amistades
Muchas veces me he preguntado: ¿por qué la verdad es tan difícil de aceptar? ¿Por qué algunas personas, al sentirse reflejadas en un artículo, reaccionan con desprecio en lugar de con autocrítica? Tal vez sea porque la verdad no siempre es cómoda, y cuando la pronuncia alguien cercano, el golpe se siente más fuerte.
Pero aquí hay algo importante que debemos diferenciar: una amistad verdadera no debería temer a la verdad. Si alguien es capaz de alejarse solo porque fuiste honesto en tu análisis, ¿realmente era una amistad o solo una relación basada en la conveniencia?
El uso del periodista como herramienta
El gremio mafioso de Habbo, al igual que muchos otros entornos, está lleno de relaciones que parecen sinceras, pero que en el fondo están condicionadas por la utilidad que uno puede aportar. He conocido a personas que se acercan con palabras amables, con gestos de camaradería, pero que, al primer artículo que no les favorece, muestran su verdadero rostro.
El periodista, a menudo, es visto como un medio para amplificar la voz de quienes buscan reconocimiento. Mientras hables bien de ellos, mientras sus nombres sean mencionados en un tono favorable, la amistad parece inquebrantable. Pero en el momento en que decides ser imparcial, en el momento en que tu pluma se niega a inclinarse por favoritismos, esa relación se desmorona como un castillo de naipes.
La soledad del periodista y el precio de la neutralidad
No voy a mentir: esta profesión puede ser solitaria. Mantenerse neutral en un juego donde las alianzas importan tanto es un desafío constante. Hay momentos en los que me he preguntado si realmente vale la pena. ¿Vale la pena perder amistades por el simple hecho de decir lo que pienso? ¿Vale la pena ser imparcial cuando otros periodistas optan por la comodidad de escribir lo que la gente quiere leer?
Mi respuesta, aunque a veces duela, siempre es la misma: sí, vale la pena.
Prefiero perder una amistad que no resistió la verdad antes que perder la credibilidad que tanto ha costado construir. Prefiero ser respetado por mi honestidad, aunque eso signifique que algunos me vean como un enemigo, en lugar de ser apreciado solo por escribir lo que otros esperan de mí.
El dilema final: la verdad o la amistad
Al final, todo se reduce a una pregunta esencial: ¿puede la verdad destruir una amistad, o simplemente nos ayuda a descubrir cuáles eran genuinas y cuáles no?
Si una relación se rompe por la verdad, quizás nunca fue realmente una amistad, sino solo una conexión frágil sostenida por intereses comunes. Una amistad auténtica debería poder soportar la imparcialidad, la crítica constructiva y la honestidad. Si no lo hace, entonces la pregunta no es si la verdad puede vencer a la amistad, sino si esa amistad alguna vez fue real.
Y tú, que lees esto, ¿qué opinas? ¿Crees que la verdad puede acabar con una amistad o simplemente revela su verdadera naturaleza?